Ignacio Mártil
Catedrático de Electrónica. Universidad Complutense de Madrid
La incorporación generalizada de la energía eléctrica a nuestra sociedad ha significado no solo un avance tecnológico de primera magnitud, sino una verdadera revolución social, con implicaciones de toda índole en la vida cotidiana: alumbrado, electrodomésticos (lavadoras, frigoríficos y televisión los más determinantes de ese cambio, sin olvidar otros como cocinas, microondas, secadores, equipos de música, etc.), la revolución de las comunicaciones (teléfono móvil, ordenadores, Internet,…). Así mismo, ha modificado drásticamente los procesos de producción y fabricación de bienes industriales y de consumo. Es imposible concebir la industria del transporte sin la electrificación y automatización de las fábricas de vehículos de todo tipo: automóviles, trenes, aviones,… de hecho, la generalización del uso de la energía eléctrica sólo es comparable en importancia al fenómeno de la motorización impulsada por el petróleo a comienzos del siglo XX.
Catedrático de Electrónica. Universidad Complutense de Madrid
09 Sep 2016
1. Introducción
Todas las plantas de producción de energía eléctrica que utilizan combustibles fósiles basan su principio de funcionamiento en la obtención de calor mediante la quema de esos combustibles para hervir agua y generar vapor. El vapor de agua se dirige hacia los álabes de una turbina que a su vez, acciona el rotor de un generador para producir electricidad. Este procedimiento, basado en la ley de Faraday, se ha generalizado a lo largo del siglo XX y mediante él, hoy en día se obtiene el 85% del total de la energía eléctrica producida en el mundo. Las consecuencias que tiene la quema de esos combustibles sobre el clima son sobradamente conocidas.
Pero hay alternativas que no precisan de la quema de combustibles fósiles para obtener electricidad. Las energías renovables (hidráulica, eólica y solar) pueden mover las turbinas de un generador recurriendo a otros procedimientos. En este artículo describiré una de las tecnologías que mayor proyección de futuro tiene: la energía solar termoeléctrica o termosolar.
Ignacio Mártil
Catedrático de Electrónica. Universidad Complutense de Madrid
La energía eléctrica es uno de los combustibles esenciales de nuestra sociedad, no podemos imaginar nuestra civilización sin su presencia: la televisión, los ordenadores, Internet, la automatización de los procesos industriales, la iluminación artificial, etc., no se conciben sin la presencia generalizada de la energía eléctrica y sólo es comparable en importancia al fenómeno de la motorización impulsada por el petróleo. En este artículo describiré las bases científicas en las que se sustenta el funcionamiento de las centrales eléctricas.
Entrega de diplomas a los alumnos de 2º de Formación Profesional Básica en Electricidad y Electrónica.